Somos unos esnobs
15463
post-template-default,single,single-post,postid-15463,single-format-standard,bridge-core-2.2.5,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode-child-theme-ver-1.0.0,qode-theme-ver-21.3,qode-theme-bridge,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-7.3,vc_responsive

Somos unos esnobs

Hace unos días me di cuenta de que desde que tengo hijos he vuelto a disfrutar del cine. Ya sé que parece una chorrada, pero gracias a ellos puedo ir a ver «El corredor del laberinto», «Los juegos del hambre» o «Espías» y disfrutarlas sin verme obligada a analizar su valor cinematográfico. Al fin y al cabo la película no la he escogido yo, ha sido cosa de ellos. Lo mismo me pasa con la música e incluso con los libros. Mis hijos me han obligado a exponerme a una parte de la cultura que hace unos años yo misma habría desechado y repudiado. ¿Por qué? Porque soy una esnob.

Y no soy solo yo, todos somos unos esnobs. Nos cuesta admitir que nos gusta el fútbol o que nos encantan las comedias románticas o los libros de aventuras. Preferimos decir que leemos a los clásicos, que vemos cine asiático en versión original y que no nos gustan las canciones pegadizas como esta. Y nadie, nadie ve series como Castle o Glee. Todos somos fans de Breaking Bad y Mad Men.

Así que nos perdemos cosas. Nos perdemos bailar hasta caer hechos polvo en el suelo mojado de gintonic, o reírnos hasta que nos duela la barriga y nos salga una mezcla de palomitas y cocacola por la nariz (o hasta mojar las bragas. No eres persona hasta que no has mojado la ropa interior de la risa). Nos perdemos descubrir frases bonitas o profundas en una revista de cotilleos. Nos perdemos el placer de estar en el sofá sin hacer nada, leyendo novela negra escandinava que de aquí a unos días ya no recordaremos. Nos perdemos el placer de no ser sublimes todo el tiempo.

Porque ser sublime todo el tiempo no solo es imposible, sino que además es agotador.

Todos vamos al lavabo y comemos comida basura de vez en cuando, y nos reímos con chistes malos. Todos consumimos productos que no son increíbles, pero que nos encantan. A mí me gustan las series de policías y no me hace falta que sean muy buenas. También me gustan las pelis de aventuras para adolescentes y las novelas juveniles de Rick Riordan. Shaun of the dead y la trilogía del Cornetto. Star Wars. Los zombis. Minecraft. Y creo que Paul Feig es un genio.

¿Por qué te tiene que importar esto? Porque te afecta.

Somos tan esnobs que nos cuesta llamarnos escritores a nosotros mismos porque no escribimos una novela que aspire al premio Planeta. Sacudimos la cabeza con tristeza cuando vemos que alguien escribe un manual práctico. Creemos que las personas que escriben millones de palabras al año en un blog, un periódico o una página web no son escritores, sino «solo» redactores. Clasificamos a los escritores en niveles de sublimez y nos parece que escribir sobre las relaciones con el sexo opuesto o sobre cómo perder peso es lo más bajo del escalafón escritor.

Porque somos unos esnobs.

Resulta que la gente compra libros sobre perder peso o encontrar a su pareja ideal continuamente. Y no es porque la gente no sea sublime, es porque la gente, además de ser sublime, quiere ser feliz. Y quiere divertirse, así que puede ser que juegue a Minecraft y vaya al cine a ver Star Wars. Aunque luego se sienta culpable porque eso no es sublime y nos cuente a todos lo bien que se lo pasa leyendo a Proust. Que a lo mejor también es verdad, porque jugar Star Wars y Proust no son excluyentes.

A lo que voy es a que no importa. No importa para nada. Puede que Proust tenga mayor valor literario que las novelas del universo expandido de Star Wars. Pero no es mejor que esas novelas. ¿Mejor para qué? Te guste lo que te guste es lo mejor para ti. Aunque yo no lo comparta.

Y cuando escribes pasa lo mismo. Escribas lo que escribas eres escritor y tu material es bueno. A veces incluso sublime. Lo que escriben los demás también lo es. Da igual que sea un blog, un libro de autoayuda, un manual práctico de programación o un curso para aprender posturas de yoga. Deja de ser un esnob y de pensar que solo son escritores los de la sección de ficción.

No podemos escribir todos premios Planeta. No tiene ningún sentido. Porque además no es lo que mejor se nos da. Me ha costado admitirlo, pero a lo mejor nunca escribo una novela. A lo mejor «solo» escribo mi blog. Porque eso es lo que me sale naturalmente. Eso es lo que más me gusta y me llena. Y eso es lo que estoy impaciente por hacer.

Y no por eso soy menos escritora que Stephen King (otro que hace años estaba mal valorado por escribir cosas «de terror»).

Deja de tener complejo de inferioridad. Deja de ser un esnob. Tú también eres escritor si te enfrentas diariamente al oficio de escribir. Lo demás es anecdótico. Y muy esnob.

4 Comments
  • Xènia Roca
    Posted at 09:50h, 26 enero Responder

    Wow! un post motivador y estupendo. ¡Eres una escritora! ; )

    • Paula
      Posted at 11:12h, 26 enero Responder

      Y tú la mejor del mundo <3

  • Jose Salgado
    Posted at 15:36h, 26 enero Responder

    Si Clapton es dios, King es dios con testosterona. Y de todos modos, prefiero cagarme de miedo que soportar la jodida madalena de las narices 🙂

    Ademas, que cada cual haga lo que le apetezca, que tenemos una mania por etiquetar a la gente que al final se nos va el presupuesto en post-its

    • Paula
      Posted at 07:52h, 18 febrero Responder

      Exacto… Pero no te creas, a mí me cuesta horrores, como si no fuera suficiente escribir lo que escribo. Supongo que es un proceso.

      Pero sí, cuanto mayores nos hacemos XD más tendencia tenemos a dejar de poner etiquetas y a sencillamente dejar que la gente sea lo que le dé la gana.

      Y King a la par de Clapton, ahí no vamos a discutir. Besos!

Post A Comment