El superpoder
16066
post-template-default,single,single-post,postid-16066,single-format-standard,bridge-core-2.2.5,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode-child-theme-ver-1.0.0,qode-theme-ver-21.3,qode-theme-bridge,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-7.3,vc_responsive

El superpoder

Nadie sabía que Andrea era una superheroína. Iba por ahí sin llamar la atención, era bastante tímida y no le gustaba mucho la interacción humana. Usaba su superpoder sin que nadie se diera cuenta, en general por motivos bastante egoístas.

Y es que entendía y hablaba todos los idiomas del mundo. Los que existían y los que habían existido, los que usaban millones de personas y los que estaban a punto de extinguirse.

Nada le gustaba más que sentarse en una estación de tren concurrida, o junto a las colas interminables de un monumento famoso y dedicarse a escuchar lo que decían las familias, las parejas, los amigos. Ponía cara de póker y saltaba de un país a otro, de una manera de ver el mundo a otra totalmente distinta. Salvo en algunos casos excepcionales, no se quedaba mucho tiempo en cada conversación. Saltaba de extranjero en extranjero, escuchando sus historias, oyendo reproches a niños, disfrutando de palabras de amor.

Andrea podría haber hecho grandes cosas con su superpoder. Quizá podría haber sido traductora y haber hecho que la gente se entendiera. O antropóloga, para documentar toda la historia de los pueblos a través de su manera de hablar. Podría haber leído todos los libros del mundo en su idioma original.

Pero a Andrea le gustaban las historias. Le gustaba que se las contaran los propios protagonistas, sin saberlo, mientras mantenían una conversación telefónica que ella rellenaba como le parecía. Le gustaba oírla de boca de los niños hablando entre ellos o de los ancianos en plazas dormidas a la hora de la siesta.

Y, de hecho, esa era la única excepción que hacía con su superpoder. Algunos perezosos días de sol en algún rincón perdido, se sentaba con las señoras mayores en la plaza y les hablaba con las palabras que hacía años que no oían solo para ver cómo se les iluminaba la mirada y se les llenaban los ojos de lágrimas.

No Comments

Post A Comment